Cuento
Autora: Valentina Patarroyo
Memento mori
Las llantas del bus avanzan
lento, con cautela, sin afán; dentro de él hay pocos pasajeros, están cansados,
fatigados, desmotivados y un silencio ensordecedor los gobierna con supremacía.
Mira a través del vidrio, la cuidad es una jungla de concreto, inamovible en su
perfección va encendiendo pequeñas luces amarillas, miles de ellas; y entonces
allí están, su amada que tendida en brazos deja derramar de su pecho perforado
pequeños lagos de sangre que buscan fervientemente tocar el asfalto mojado,
siente gran incapacidad de expresar alguna palabra pero sus sutiles suspiros
emiten un particular olor a miel; lo observa a él, quien empieza a derramar un
manantial de lagrimones por su rostro, que terminarían empapando sus cuerpos de
suplicio, de dolor.
Con fuertes gemidos le suplica a la muerte que se aleje, que se marche de una
vez por todas, y su amada, con tranquilidad inefable cierra sin afán sus ojos,
entonces aquel manantial de lágrimas se convierte rápidamente en uno de sudor
que lo desespera, lo intranquiliza.
Un sonido vigoroso le quebranta los huesos,
como el disparo de una bala y de súbito, despierta.
- Valentina Patarroyo
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